La sonda Schiaparelli con la importante misión de buscar vida en Marte

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Europa volverá a intentar este miércoles por segunda vez aterrizar en Marte, una operación destinada a probar su capacidad de posar un aparato de manera segura en el planeta rojo, trece años después de las desventuras del pequeño Beagle 2.

Paralelamente, la sonda científica ruso-europea TGO debe ser colocada en órbita marciana, una operación delicada que necesita una gran precisión. Hasta ahora sólo los estadounidenses lograron posar en Marte artefactos que lograron funcionar.

La sonda y el módulo de aterrizaje Schiaparelli constituyen el primer episodio de ExoMars, una ambiciosa misión científica ruso-europea que se divide en dos tiempos (2016 y 2020) y apunta a buscar indicios de una vida actual y pasada en Marte.

TGO (Trace Gas Orbiter) deberá analizar la atmósfera marciana para detectar rastros de gases como el metano, que podría indicar la presencia de una forma de vida actual en el planeta.

"Por el momento todo va bien" para la sonda y para Schiaparelli que actualmente hiberna para ahorrar su energía, declaró el martes por la noche el responsable del módulo de aterrizaje, Thierry Blancquaert, presente en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC), en Darmstadt (Alemania).

Esta es la segunda vez que Europa se lanza a la conquista de Marte. En 2003, la sonda europea Mars Express había largado el mini módulo Beagle 2, de concepción británica, pero nunca dio signos de vida. Se sabe desde 2015 que aterrizó, pero que estaba dañado.

Después de un viaje juntos de siete meses, TGO y Schiaparelli se separaron el domingo. El módulo, con una masa de 577 kg al partir, se dirige ahora hacia Marte. El módulo de aterrizaje es una cápsula de 2,40 metros de diámetro que se parece un poco a una piscina hinchable para bebé.

Se despertará un poco más de hora y media antes del aterrizaje. Sus numerosos captores comenzarán a registrar una serie de datos. Seguirán luego seis pequeños "minutos de terror" como los llaman los ingenieros del espacio. Schiaparelli frenará primero gracias a un escudo térmico y luego a un gran paracaídas. Hacia el final, nueve retrocohetes se activarán.

La sonda Mars Express, que continúa activa, también estará rastreando la señal, mientras la sonda estadounidense MRO deberá recolectar datos varias horas después del aterrizaje.