Cada día está más cerca poder ver vivo un mamut lanudo gracias a la tecnología desarrollada por George Church. (Foto: Wikimedia)

Científicos planean revivir al mamut lanudo

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Según biólogos, el mamut lanudo podría ayudar a recuperar la tundra siberiana y de América del Norte.

La idea de la clonación nos persigue desde hace décadas. La posibilidad de replicar la información genética es objeto de estudio de la bioingeniería, quizá la encargada de llevarnos hacia el mundo de la ciencia ficción de “Parque Jurásico”.

Pero ¿es posible que se reviva el mamut lanudo, el animal más grande, extinguido hace unos 4.000 años?

Según algunos investigadores, como George Church, biólogo de la Facultad de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, sí lo es.

Y para ello cuenta con un presupuesto de 15 millones de dólares que respalda la compañía Colossal, la encargada de llevar adelante el proyecto.

Cómo nace la idea

En entrevista al diario estadounidense The New York Times, Church relató que ya desde 2013 ha estado trabajando en el proyecto. Podían leer el ADN y para ello investigaban fósiles para ver si se podía reconstruir el genoma de especies ya extintas.

Las investigaciones han dado sus frutos, y ahora no solo se puede leer el ADN, sino también escribirlo, lo cual serviría para adaptar el genoma de una especie extinta al de un pariente evolutivo que exista actualmente.

De este modo, a Church se le ocurrió que el mamut lanudo, que comparte ADN con el elefante asiático y ambos con un ancestro común de hace 6 millones de años, es el candidato ideal para esta “resurrección”.

Lo mejor es que el ADN del mamut lanudo se encuentra en Siberia, ya que allí hay numerosos ejemplares congelados desde hace miles de años, y algunos en muy buenas condiciones.

¿Por qué resucitar al mamut lanudo?

Para Church y otros científicos, los mamuts lanudos podrían ayudar a restablecer el ecosistema de la tundra. Hace miles de años, la tundra estaba cubierta de pastizales, cuyo color claro producía un efecto albedo, es decir, reflejaban la luz solar hacia la atmósfera.

Actualmente lo que hay en las tundras siberianas y norteamericanas es musgo, y compuesta de permafrost. El permafrost es suelo congelado –no cubierto de hielo o nieve– que ha perdido vegetación.

Durante miles de años el permafrost de la tundra acumuló reservas ingentes de carbono orgánico, y ahora con el calentamiento global, el permafrost se ha ido descongelando, liberando enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera.

Introducir grandes herbívoros reduciría la temperatura del permafrost y evitaría su descongelamiento, ya que ellos favorecen el crecimiento de los pastizales de estepa, la vegetación originaria.

Los fondos del proyecto

La idea original llamó la atención de los medios, pero no de los inversores, y Church solo pudo reunir 100.000 dólares para la investigación, que sirvieron para analizar el genoma del mamut lanudo.

Pero hace dos años, en 2019, Ben Lamm, un empresario que fundó una compañía de inteligencia artificial, Hypergiant, de Texas, contactó a Church y decidió respaldar al científico.

Para ello, creó la compañía Colossal, cuyo financiamiento proviene en gran medida de inversores de capital privado especializados en financiar iniciativas de reducción de las emisiones de carbono. Ya Colossal cuenta con 15 millones de dólares para la investigación.

En contra

Hay científicos que aducen cuestiones éticas que habrá que enfrentar con las investigaciones genéticas; algunos, como la filósofa Heather Browning, de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, señala el posible sufrimiento que estos animales podrían sentir al ser traídos al mundo.

Otros piensan que, al menos por ahora, no es viable resucitar a un mamut lanudo (Church intenta desarrollar un útero artificial, pero este debe ser lo suficientemente grande como para albergar un feto de 90 kilos por dos años).

Pero sin duda las investigaciones pueden ayudar a salvar especies actualmente en peligro de extinción. Los científicos calculan que entre dos o tres años la idea podría ser realidad.
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