Los avisos de los servicios meteorológicos sobre olas de calor deberían basarse no sólo en las temperaturas. (Foto: Envato)

Estrés térmico: el concepto que se une a las olas de calor y altas temperaturas

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Las olas de calor y las alertas de temperaturas extremas se han convertido en algo habitual en numerosos países, pero pocas veces estas alertas incluyen otros factores que afectan peligrosamente al ser humano y que dificultan su capacidad de adaptación.

Los avisos de los expertos de la meteorología sobre olas de calor deberían basarse no sólo en las temperaturas, sino incluir índices de estrés térmico que tienen en cuenta factores como la humedad, el viento y la exposición al sol, según un estudio científico publicado recientemente.

Así, un elevado nivel de humedad en el ambiente y la ausencia de viento pueden hacer, por ejemplo, que una temperatura extrema de 37 ºC sea más perjudicial para la salud que esa misma temperatura en un ambiente seco al dificultar que el cuerpo humano pueda enfriarse.

Este es uno de los puntos principales puntos que se han propuesto en un estudio elaborado por un equipo científico internacional del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Lshtm, por sus siglas en inglés) publicado en la revista Npj | Climate and Atmospheric Science de Nature.

En el estudio advierten de que basarse únicamente en las temperaturas puede ser insuficiente para informar a la población sobre los verdaderos riesgos para la salud de una ola de calor, y solicitan que se incluyan estos datos en las alertas.

"De un modo sencillo, se trata de tener en consideración que no es lo mismo la temperatura que el calor", explicó a BBC Mundo Xavier Rodó, uno de los autores del estudio y añadió que "la diferencia está en cómo el cuerpo fisiológicamente percibe la combinación entre una temperatura elevada y una humedad elevada".

El científico español y responsable del programa Clima y Salud de ISGlobal destaca que "el estudio más que nada lo que hace es poner el énfasis en que la comunicación por parte de los servicios de meteorología y cómo se comunican los extremos, las olas de calor, está basada únicamente, como mínimo aquí en nuestro país y en otros países, en las temperaturas máximas".

Sin embargo, cree que se deberían seguir los pasos de otros países como EE.UU., Canadá y Alemania que ya han incluido índices de estrés térmico a la hora de comunicar las olas de calor "como medida más adecuada del peligro, de una situación de alerta, básicamente porque a igual temperatura, a diferentes humedades, el riesgo es diferente".
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