El telescopio espacial Hubble está registrando las variaciones meteorológicas y estacionales en estos dos gigantes gaseosos a lo largo de los años. (Foto: NASA)

Los enigmáticos cambios en la atmósfera de Júpiter y Urano

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Desde que se lanzara en 1990, el telescopio espacial Hubble de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) ha sido un observador meteorológico interplanetario, vigilando las atmósferas siempre cambiantes de los planetas exteriores, en su mayoría gaseosos. Estos no tienen superficies sólidas que afecten al clima como en la Tierra, y la luz solar tiene mucha menos capacidad de impulsar la circulación atmosférica.

Se trata de mundos en constante cambio, como confirman las imágenes del Hubble cada año. Esta semana ha facilitado algunas nuevas sobre Júpiter y Urano, que comparadas con otras anteriores, sirven a los astrónomos para ver la evolución de estos gigantes gaseosos.


El clima de Júpiter es impulsado desde dentro hacia fuera, ya que desde su interior llega más calor del que recibe del Sol. Esta energía activa indirectamente los ciclos de cambio de color en las nubes, asociado a sus movimientos y características.

En una imagen de noviembre de 2022 es visible una sucesión de tormentas alternas, formando una "calle de vórtices", como la denominan algunos científicos planetarios. Se trata de un patrón ondulatorio de ciclones y anticiclones anidados, trabados entre sí como los engranajes alternos de una máquina que se mueve en el sentido de las agujas del reloj y el contrario.

La luna Io, de color naranja por sus numerosos volcanes activos, sobrevuela las cimas de las nubes multicolores de Júpiter. Sus volcanes fueron descubiertos por primera vez cuando la nave espacial Voyager 1 pasó por allí en 1979.

El interior fundido de la luna está recubierto por una fina corteza a través de la cual sale el material volcánico. El azufre adquiere distintas tonalidades a diferentes temperaturas, proporcionando a la superficie del satélite Io su colorido aspecto.
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