Maip macrothorax, el dinosaurio megarraptor más grande. (Foto: YouTube)

El misterio de los megarraptores al descubierto con Maip macrothorax

Compartir en:
Un gran descubrimiento. Paleontólogos descubrieron en el sur de Argentina restos fósiles de un nuevo dinosaurio carnívoro, cuyo nombre cientifico es Maip macrothorax y que alcanzó entre 9 y 10 metros de largo y un peso de aproximadamente 5 toneladas.

El nuevo descubrimiento ha sido publicado en Scientific Reports. En el artículo, los investigadores proponen que Maip, como apodaron a este ejemplar estaría más emparentado con otros megarraptóridos descubiertos en América del Sur, mientras que las especies documentadas en Asia y Australia son parientes más lejanos.

El grupo de megarraptores sudamericano habría evolucionado a partir de formas de mediano tamaño entre 5 a 6 metros de longitud y adquiriendo tamaños progresivamente mayores a medida que transcurría su evolución en el Período Cretácico. 

Para soportar dicho peso, la columna vertebral del Maip estaba compuesta por enormes vértebras interconectadas por un complejo sistema de músculos, tendones y ligamentos, capaces de sostener el cuerpo del animal mientras se mantenía erguido sobre sus patas traseras, caminaba o corría.

Maip resulta ser el megarraptor más grande conocido hasta ahora, a la par que representa uno de los últimos en habitar la Tierra antes de que una extinción masiva hiciera desaparecer numerosos linajes de organismos hace 66 millones de años.

El nombre Maip, según explica en un comunicado el coautor del descubrimiento Alexis M. Aranciaga Rolando, becario doctoral del Conicet en el MACN, "proviene de un ser maligno de la mitología Tehuelche el cual habita en la cordillera y mata usando el frío. 

El hallazgo de Maip se produjo al sur de El Calafate, un lugar de temperaturas muy frías. El término "macrothorax" hace referencia a la enorme cavidad torácica que poseía este dinosaurio, la cual medía 1,40 metros en su parte más ancha.

Las vértebras y costillas del Maip muestran una serie de rugosidades y estrías en sus regiones articulares que ayudaron a reconstruir los ligamentos que allí se insertaban.

Esta información que no siempre queda documentada en los huesos de estas criaturas extintas, ofrece la oportunidad de ir un poco más allá de los huesos, y permite reconstruir el aspecto que habrían tenido las partes blandas que, como ligamentos y músculos, no se preservan.
Compartir en: