La clave estaría en los movimientos que realizan los planetas. (Foto: Envato)

El misterio de los planetas desaparecidos o escondidos

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La lista de exoplanetas descubiertos por la humanidad supera ya los 5.000, y se sitúa en las decenas de millar si añadimos los candidatos a exoplaneta aún no confirmados (unos 8.000 adicionales). Sin embargo, el tamaño de estos planetas deja entrever un “hueco” entre ellos. 

El problema del valle del radio es un enigma que procede del hecho de que los exoplanetas descubiertos tienden a tener radios que, o bien son algo superiores al de la Tierra (un 50% más aproximadamente, planetas llamados comúnmente “supertierras”), o son notablemente más grandes (2,5 veces el radio de la Tierra, los llamados “mini-Neptunos”). Entremedias un valle en el que han sido descubiertos muy pocos planetas. 

No es el único enigma que ha llamado la atención a los expertos que detectan y estudian los exoplanetas. El enigma de los guisantes en vaina (peas in a pod) hace referencia a otro extraño patrón en los exoplanetas. En este caso, un sistema solar presentaría una serie de exoplanetas de tamaño semejante y con órbitas “armónicas”. 

Ahora, un equipo germano-estadounidense de investigadores ha desarrollado una teoría que podría ayudar a explicar estos fenómenos. El estudio ha sido presentado en un artículo en la revista The Astrophysical Journal Letters. La clave estaría en los movimientos que realizan los planetas en los primeros millones de años tras su creación, y en cómo estos colisionan entre sí.  

“Creo que somos los primeros en explicar el valle del radio utilizando un modelo de formación planetaria y evolución dinámica que (…) considera múltiples restricciones observacionales” explicaba en una nota de prensa André Izidoro, uno de los autores del estudio. 

“También somos capaces de mostrar que un modelo de formación planetaria que incorpora impactos gigantes es consistente con la característica de los guisantes en vaina propia de los exoplanetas", indicó. 

“La migración de los planetas jóvenes hacia sus estrellas-huésped crea una sobrecarga y frecuentemente resulta en colisiones cataclísmicas que arrasan las atmósferas ricas en hidrógeno de los planetas” explicaba Izidoro. 

Pero las implicaciones del nuevo estudio también pueden permitirnos conocer mejor la historia de nuestro propio sistema solar. Según explica el coautor del estudio, los impactos entre planetas “como el que formó nuestra luna, son probablemente un resultado genérico de la formación planetaria”.
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