Se conocen detalles del cosmos que hasta ahora habían estado guardados para el ser humano. (Foto: Envato)

El origen de las primeras galaxias que nacieron en el Universo

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El análisis de imágenes captadas por el telescopio espacial Webb reveló dos galaxias situadas a una distancia formidable y que ya existían tanto tiempo atrás como años-luz ha recorrido su luz hasta llegar a nosotros, y el hallazgo hace presagiar que más de estas galaxias primigenias serán descubiertas en futuras observaciones del Webb.

La extraordinaria potencia escrutadora de este telescopio espacial de la NASA, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la CSA (Agencia Espacial Canadiense) está revelando detalles del cosmos que hasta ahora habían estado vedados para el ser humano.
 
El descubrimiento de estas dos galaxias se ha hecho en el marco de dos programas científicos: el GLASS (Grism Lens-Amplified Survey from Space) y el CEERS (Cosmic Evolution Early Release Science Survey).

Y corresponde a dos estudios: uno a cargo del equipo de Marco Castellano del Instituto Nacional de Astrofísica en Roma, Italia; y otro llevado a cabo por el equipo de Rohan Naidu, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del Centro para la Astrofísica (CfA), gestionado conjuntamente por la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsoniano, todas estas instituciones en Estados Unidos.
 
Las galaxias descubiertas existían, tal como han sido observadas ahora, tan solo unos 450 millones de años y unos 350 millones después del Big Bang, la colosal “explosión” con la que nació el universo, cuya edad actual es de aproximadamente 13.800 millones de años.
 
La galaxia de 350 millones de años tras el Big Bang recibió el nombre de GLASS-z12 y ahora ostenta el récord de galaxia más antigua, un récord que hasta ahora poseía la galaxia GN-z11, que ya existía 400 millones de años tras el Big Bang, y que fue identificada en 2016 por el telescopio espacial Hubble y el observatorio astronómico terrestre Keck.

Todo apunta a que GLASS-z12 comenzó a formarse tan solo unos 100 millones de años después del Big Bang.

Estas galaxias eran muy diferentes a la Vía Láctea o a otras grandes galaxias que vemos hoy en día. Tal y como destaca Pascal Oesch, de la Universidad de Ginebra en Suiza y coautor del segundo estudio mencionado, su brillo extremo es un auténtico rompecabezas que desafía al actual conocimiento científico sobre la formación de las galaxias.

Su enorme brillo quizá se deba a que eran muy masivas, con muchas estrellas de baja masa. Otra explicación puede ser que eran de masa no tan grande pero albergando unas cuantas estrellas de brillo colosal.
 
En cualquier caso, estas observaciones del Webb sugieren que una cantidad inesperadamente grande de galaxias en el universo primitivo eran mucho más brillantes de lo esperado. Esto obligará a replantearse algunas teorías, pero tiene un beneficio inmediato: facilitará que el Webb encuentre aún más galaxias primitivas en posteriores inspecciones del cosmos lejano.
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