Todos los cerebros habían sido preservados sin el consentimiento previo de los pacientes ni de sus parientes más cercanos. (Foto: Envato)

El peculiar motivo por el que Dinamarca almacena 10.000 cerebros

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La salud mental es muy importante. Se ha convertido en una temática controvertida que requiere de especial atención a nivel mundial. Entender cómo funciona el cerebro humano es un paso. 

En Dinamarca, tras una propuesta de dos médicos en 1945 para elaborar la colección más grande de cerebros del mundo con la esperanza de que los futuros doctores pudieran volver a examinarlos una vez la ciencia hubiera avanzado, se ha revelado que un sótano de la Universidad del Sur de Dinamarca guarda 9.479 cerebros.

Todos ellos representan parte de la historia mental danesa y fueron extraídos durante las autopsias de pacientes que murieron entre 1940 y 1980. Entre estos, destacan 5.500 cerebros con demencia, 1.400 con esquizofrenia, 400 con trastorno bipolar, 300 con depresión...

Se trata de la mayor colección de este tipo en cualquier parte del mundo. El modus operandi era sencillo, ya que después de las autopsias los médicos extraían el órgano del cadáver antes de enterrarlo, lo examinaban y escribían anotaciones detalladas en lo que se conocía como ‘diarios del cerebro’.

Gran parte de estos cerebros fueron enviados desde hospitales estatales de toda Dinamarca para, más tarde, almacenarse en cajas durante semanas antes de ser cortados en pedazos y puestos en una solución de formaldehído para su conservación.

Sin embargo, todos los cerebros habían sido preservados sin el consentimiento previo de los pacientes ni de sus parientes más cercanos, lo que provocó un largo debate nacional que se trasladó a varios sectores de la sociedad sobre qué hacer con esa cantidad de órganos humanos.
“Todos estos cerebros están muy bien documentados. Sabemos quiénes fueron los pacientes, dónde nacieron y cuándo murieron. También contamos con los diagnósticos que les hicieron y los informes de los exámenes neuropatológicos”, argumentó sobre ello Martin Wirenfeldt Nielsen, patólogo y actual director de la colección de cerebros de la Universidad del Sur de Dinamarca, a la BBC.

Fue en 1990 cuando el Consejo de Ética de Dinamarca determinó que los tejidos podían ser usados para la investigación científica. Después de trasladarse a Odense, la colección que se había mantenido en secreto de la sociedad danesa vio la luz.

Sin duda alguna, el hallazgo de este banco de cerebros ha dado lugar a uno de los primeros debates acerca de ciencia ética en Dinamarca, sobre un tema estigmatizado y que había estado al margen durante años: la salud mental y la falta de derechos de los pacientes en épocas pasadas.
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