Ese informe afirmaba que los ingenieros tuvieron acceso a datos de usuarios estadounidenses. (Foto: Envato)

TikTok, la aplicación que triunfa ¿por el espionaje?

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Ha salido el Gordo. Y no el de Navidad ni el del Niño. El dueño de TikTok ha admitido que sus empleados accedieron a datos de usuarios y periodistas estadounidenses. Esto significa que la compañía ha actuado como una app de espionaje.

ByteDance, la empresa matriz de TikTok, ha admitido esta semana que algunos de sus empleados, algunos de ellos con sede en China, accedieron indebidamente a datos de usuarios estadounidenses y de dos periodistas cuando llevaban a cabo una investigación para intentar descubrir el origen de una filtración.

El consejero delegado de TikTok, Shou Chew, habría admitido la extralimitación en un memorándum enviado a los empleados al que tuvo acceso Bloomberg, medio económico especializado de origen estadounidense.

Las revelaciones se producen después de una investigación interna de meses en la red social, espoleada por una investigación de Forbes a principios de este año en la que se alegaba que la empresa planeaba utilizar la aplicación TikTok para rastrear la ubicación de determinados usuarios estadounidenses.

La investigación de ByteDance de esta semana determinó que varios empleados accedieron a direcciones de identificación y otros datos personales de un par de reporteros de BuzzFeed News y Financial Times y de un número desconocido de usuarios estadounidenses con los que estaban en contacto.

"La mala conducta de ciertos individuos, que ya no están empleados en ByteDance, fue un abuso atroz de su autoridad para obtener acceso a los datos de los usuarios", comentó el portavoz en un correo electrónico a un medio de Estados Unidos. 

Según The New York Times, ByteDance ha despedido a los cuatro empleados que accedieron a los datos de los usuarios estadounidenses. Tras la investigación, ByteDance habría reestructurado su equipo de auditoría interna y eliminado el acceso del departamento a los datos estadounidenses, pero los ejecutivos temen que el daño ya esté hecho.
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